En este tiempo estamos inmersos
en el proceso de evaluación… revisar, corregir, valorar, calificar…son los
términos que estos días más se repiten entre la clase obrera docente; horas y
horas interminables de un proceso que, a mi particularmente, me deja
insatisfecho. Se me acumulan un montón se sentimientos diariamente cuando me
enfrento, como en estos días, a la evaluación. Es como una especie de guerra entre
dos bandos, cuyos resultados no dejan indiferentes ni a unos ni a otros. Yo
defiendo e intento promover un modelo de enseñanza donde los estudiantes tengan
protagonismo, se impliquen en su aprendizaje y aunque lo consigo en algunos
casos, lo cual se refleja en el compromiso y las elaboraciones que me entregan,
en otros, la sensación es terrible. Así que en muchos casos me veo en medio de
una tarea en el que el rol que tengo que desempeñar es más de policía académica
científica, que la de docente universitario. Y con los que saben a lo que
vienen a la universidad, están atentos a los mensajes, tienen una buena
intensidad en el trabajo y en el compromiso académico, cumplen con el patrón de
un estudiante integrado al proceso formativo, etc. la evaluación te lleva a valorar
en qué medida el trabajo que han realizado ha sido satisfactorio y les ha
permitido alcanzar las competencias que estaban en juego. Eso ya se nota en el mismo proceso de seguimiento. Pero con los otros,
que tienen como objetivo pasar por la universidad de puntillas, empleando el
mínimo esfuerzo, utilizando estrategias para aprobar y no para aprender, la sensación
es insufrible. Haces un esfuerzo tremendo para que les llegue el mensaje, pones
todos los medios para que se impliquen, estás siempre con el deseo de que te
sorprendan positivamente, pero muchas veces el muro que levantan es
infranqueable. Y cuando llega la evaluación, el acercamiento que tienen es para
presentarse el día de la revisión y decir eso de “vengo a ver el examen”. A ver el examen... y
podría ser interesante si el fin fuera, "vengo a ver en qué he fallado para mejorar
y voy a aprovechar toda la ayuda que me da el profesorado". Pero no siempre es así; muchas
veces el encuentro se conduce por el regateo, para ver si consiguen que el
profesor cambie su criterio y le ponga un aprobado, aunque no tenga ni idea de
que va el asunto. Por eso me pregunto muchas veces, ¿a qué habrán venido muchos
estudiantes a la Universidad?
Este es un blog personal y académico, que surge desde el interés por profundizar en el ámbito de la Educación en general y de la Orientación y la Tutoría Universitaria en particular. Pretende ser un espacio para conocer y valorar planteamientos, enfoques, ideas, modelos, experiencias, recursos para la intervención, etc. Hablamos de Educación, de Orientación y nos situamos entre la reflexión y la acción.
MISIÓN...
"A los profesores y a las profesoras hay que formarlas para que, además de ser buenos enseñantes, sean también buenos tutores. La función tutorial se tiene que integrar en el rol docente, en la práctica educativa, en los procesos de enseñanza-aprendizaje. La tutoría implica una relación personal y bidireccional basada en el respeto, en el diálogo reflexivo, en el compromiso crítico para la definición de proyectos y la construcción de posibilidades y expectativas con sentido"
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