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"A los profesores y a las profesoras hay que formarlas para que, además de ser buenos enseñantes, sean también buenos tutores. La función tutorial se tiene que integrar en el rol docente, en la práctica educativa, en los procesos de enseñanza-aprendizaje. La tutoría implica una relación personal y bidireccional basada en el respeto, en el diálogo reflexivo, en el compromiso crítico para la definición de proyectos y la construcción de posibilidades y expectativas con sentido"

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martes, 16 de junio de 2020

EL TERRIBLE DILEMA DE EVALUAR


En este tiempo estamos inmersos en el proceso de evaluación… revisar, corregir, valorar, calificar…son los términos que estos días más se repiten entre la clase obrera docente; horas y horas interminables de un proceso que, a mi particularmente, me deja insatisfecho. Se me acumulan un montón se sentimientos diariamente cuando me enfrento, como en estos días, a la evaluación. Es como una especie de guerra entre dos bandos, cuyos resultados no dejan indiferentes ni a unos ni a otros. Yo defiendo e intento promover un modelo de enseñanza donde los estudiantes tengan protagonismo, se impliquen en su aprendizaje y aunque lo consigo en algunos casos, lo cual se refleja en el compromiso y las elaboraciones que me entregan, en otros, la sensación es terrible. Así que en muchos casos me veo en medio de una tarea en el que el rol que tengo que desempeñar es más de policía académica científica, que la de docente universitario. Y con los que saben a lo que vienen a la universidad, están atentos a los mensajes, tienen una buena intensidad en el trabajo y en el compromiso académico, cumplen con el patrón de un estudiante integrado al proceso formativo, etc. la evaluación te lleva a valorar en qué medida el trabajo que han realizado ha sido satisfactorio y les ha permitido alcanzar las competencias que estaban en juego. Eso ya se nota en el mismo proceso de seguimiento. Pero con los otros, que tienen como objetivo pasar por la universidad de puntillas, empleando el mínimo esfuerzo, utilizando estrategias para aprobar y no para aprender, la sensación es insufrible. Haces un esfuerzo tremendo para que les llegue el mensaje, pones todos los medios para que se impliquen, estás siempre con el deseo de que te sorprendan positivamente, pero muchas veces el muro que levantan es infranqueable. Y cuando llega la evaluación, el acercamiento que tienen es para presentarse el día de la revisión y decir eso de “vengo a ver el examen”. A ver el examen... y podría ser interesante si el fin fuera, "vengo a ver en qué he fallado para mejorar y voy a aprovechar toda la ayuda que me da el profesorado". Pero no siempre es así; muchas veces el encuentro se conduce por el regateo, para ver si consiguen que el profesor cambie su criterio y le ponga un aprobado, aunque no tenga ni idea de que va el asunto. Por eso me pregunto muchas veces, ¿a qué habrán venido muchos estudiantes a la Universidad?

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