Sin duda, uno de los temas que en este tiempo de pandemia está en el candelero en la educación superior es el de la evaluación. Qué hacer, cómo hacer, desde qué enfoque, con qué finalidad, con qué recursos, cómo evitar los riesgos… muchos interrogantes que ahora nos planteamos los docentes, de manera individual y colectiva, y que están generando bastantes incertidumbres. Por esto le he pedido a Elena que nos aporte su punto de vista y su experiencia. Yo cuando pienso en Evaluación casi de manera automática me viene a la cabeza Elena Cano, que es profesora del Departamento de Didáctica y Organización Educativa de la Universidad de Barcelona y cuyas líneas de investigación están centradas principalmente en el ámbito de la evaluación y las competencias. La conocí en un curso que organizaron unos compañeros de la Facultad y desde esa época la sigo, porque su discurso y su planteamiento de la evaluación me resultan siempre buenas prácticas de referencia.
La situación de pandemia mundial ha causado el cierre de las instituciones de educación superior. Éstas han tenido que replantear sus propuestas docentes para intentar que los y las estudiantes finalicen sus cursos con las menores incidencias posibles, asegurando el logro de los principales resultados de aprendizaje establecidos en las guías docentes. En este momento, al parecer, gran parte del profesorado está preocupado por la calificación. Son frecuentes las consultas acerca de los sistemas de e-proctoring y se demanda a las universidades que habiliten sistemas para asegurar la autoría de los trabajos y de las pruebas de evaluación, estableciendo tiempos muy ajustados, grabaciones audiovisuales de los estudiantes mientras ejecutan una prueba, sistemas de bloqueo de la pantalla del ordenador en el momento en que se está realizado una prueba para no poder acceder a los navegadores, etc. Algunas de estas ideas acerca de la seguridad fueron expuestas en el webinar de la Universidad de Barcelona:
La situación de pandemia mundial ha causado el cierre de las instituciones de educación superior. Éstas han tenido que replantear sus propuestas docentes para intentar que los y las estudiantes finalicen sus cursos con las menores incidencias posibles, asegurando el logro de los principales resultados de aprendizaje establecidos en las guías docentes. En este momento, al parecer, gran parte del profesorado está preocupado por la calificación. Son frecuentes las consultas acerca de los sistemas de e-proctoring y se demanda a las universidades que habiliten sistemas para asegurar la autoría de los trabajos y de las pruebas de evaluación, estableciendo tiempos muy ajustados, grabaciones audiovisuales de los estudiantes mientras ejecutan una prueba, sistemas de bloqueo de la pantalla del ordenador en el momento en que se está realizado una prueba para no poder acceder a los navegadores, etc. Algunas de estas ideas acerca de la seguridad fueron expuestas en el webinar de la Universidad de Barcelona:
Sin embargo, quizás la dificultad
que enfrentamos sea la oportunidad de revisar la evaluación de nuestras
asignaturas, especialmente en dos sentidos:
1) En primer lugar, tener que
diseñar pruebas que los y las estudiantes puedan realizar con el apoyo de
material y otros recursos a su alcance nos conduce al diseño de tareas de evaluación
auténticas, complejas, situadas, donde lo relevante es aplicar el
conocimiento para resolver situaciones, tomar decisiones, dar respuestas
contextualizadas, etc.
2) En segundo lugar, intentar
tutorizar o acompañar a los estudiantes para que no se sientan aislados y
puedan mantenerse motivados y activos en las diversas asignaturas, lleva a
pensar en sistemas sostenibles de feedback, que son los que
confieren a la evaluación un verdadero sentido formativo. Algunas
de estas prácticas pueden consultarse en:
Elena Cano García, Investigadora principal del LMI.
Facultad de Educación, Universidad de Barcelona.
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